lunes, 23 de septiembre de 2013

Turismo paciente: Compuertas Parque Natural, la vida a la luz del Atlántico

http://www.andalucia.org/es/turismo-y-deporte/cadiz/compuertas-parque-natural/
 
Compuertas Parque Natural es una empresa dedicada al desarrollo de actividades turísticas y a la preñez de sensaciones en el marco de los espacios naturales de la provincia de Cádiz, tanto en la Bahía, como en Alcornocales o Doñana. La peculiaridad de estos espacios y su vinculación a la cultura, a la historia y a la propia vida de las gentes de esta tierra, los convierten en unas zonas de gran valor para el desarrollo de programas con amplio contenido interpretativo, educativo, lúdico, etc.
 
La propuesta  de Compuertas Parque Natural incide de lleno en estos valores y propone diferentes productos turísticos agrupados en Naturaleza, Cultura y Gastronomía. Así, entre su amplia oferta cuenta con rutas temáticas tan atractivas como "El muelle pesquero", en Rota, o la "Isla del asedio"; la visita a diferentes salinas activas, tanto de San Fernando como de Sanlúcar, para conocer la "cosecha" o pasear entre caños y esteros; introducirse en pequeños talleres de elaboración artesana, como el mimbre; navegar entre las artes del atún, en Barbate; o colarse en el hábitat de las algas, porque Cádiz huele a algas.
 
Además de estos contenidos, intentan en todo momento sumar valores al espacio natural. Es por ello que, durante el desarrollo de las visitas, ofrecen una sencilla degustación de productos de la zona que crean un ambiente muy agradable en este marco inigualable. Una copita de manzanilla o moscatel, un cartuchito de camarones, o unas tortas de aceite y polvorón de Sanlúcar  son un acompañante perfecto para la mañana o el atardecer en la salina.

 



viernes, 13 de septiembre de 2013

De música y otras cosillas

Uno se crío, musicalmente, en un revoltijo, entre un barullo de cintas de mi primo José María, donde igual alternaban los Chichos, que Bonie M o Los Puntos. A ellos se sumaron los pasodobles de “Los Esclavos” o las cansinas orquestas del primer “Emigrante”.

Pero, a hurtadillas, algunas tardes me cobijaba en el cuarto de mi chacho Vicente con un viejo radio casete que, jubilado del horno, me descubría extrañas melodías, todas ajenas a mi andurrear cotidiano. Allí, a mi antojo, me di de bruces con “Diario Pop” y arrabales. ¡“pa” qué contar!, mi primera banda señera fueron los inigualables “Tarik y la Fábrica de Colores”. Allí fui descubriendo, a migajas, el pasado más inmediato y el futuro que acechaba.

No tardé en colarme en “movidas” varias. Así, mi bisoñez se inclinó pa Vigo, mientras que mi corazón tiraba de Madrid y mi ardor al primer Euskadi que se aferró como hierro ardiente con la inmediata aparición de Kortatu.

Palurdete, cuando llegué a Jaén intenté disimularlo, más aún en temas musicales, donde mi buen aprender radiofónico me daba cancha. Pero, ¡ay de mi!, cuando en mi primer “Lagarto”, ya con la buena compañía de mi amigo Hilario, más puesto en estas cosas del rock, aparecí más de vacío que el bueno de mi amigo “José María” en una fiesta de cumpleaños. Aquello era todo intendencia: neveras y neveras de “bebercio” pa blincar con un poco de alegría y holgura económica.

Aquel año anduvieron de invitados, creo recordar, los M-Clan.

Bueno, pues andaron años y mudanzas y con tanta “hambre” pasada a la mínima que uno pudo pegarle un bocado a un mendrugo no dejó pasar la ocasión. Así, como cuando en un plan turístico hubo que jurar que las aguas el Guadalquivir fluían entre las Migaldías y el Tamujoso con más contundencia que las que afirman lo propio de la Sierra de María, hice las tretas que pude para encaramar a mi pueblo a la cartelera del rock patrio.

Abrió camino, muy flojete, “El Norte”, pero le sucedieron otros como “Buenas Noches Rose”, “La Frontera”, “Hermanos Dalton”, Tahúres Zurdos o el primer y auténtico Ska-p. Pero, en una de ellas, por mayo, anduvo por aquí Rosendo. Uno, en su papel, más estirao que un palo de polo y, en esas, a poco de comenzar el concierto, veo que de un coche foráneo se baja un patrullón cargado de neveras. Hilario, Marisol, “el negro” y alguno que otro de Linares; se me cayó un lagrimón.

¡Menuda noche!


domingo, 8 de septiembre de 2013

De mudanza

Cosas del aquí y allá, por estos días del ’82 andaba de mudanza.

Por entonces, los pocos que en mi pueblo brincaban la EGB tenían la correcta tendencia de ejercer el bachiller en la vecina localidad de Bailén. Era cosa de pura logística, pues a la mayor cercanía se sumaba la intendencia de transporte: ida y vuelta a pie de obra y en el minuto de fichar.

Pero, como decía, cosas del aquí y allá, que un servidor acabó haciendo las primeras en la ciudad minera y estrenando el Cástulo, cuando aún se nominaba mixto número 2 y los bocadillos del recreo siempre eran de “perrito caliente”, vendidos bajo la escalera del primero.

Comencé con mal pie, pero se ve que no era el izquierdo y acabé un año excepcional, y no solo en lo académico. Pero la suerte estaba echada desde el principio y con septiembre vendrían las mudanzas al María Bellido.

La víspera, un servidor, “ilustrado” y con mundo -ya verás-, incité a mi gente a escuchar la recién pirateada cinta de Leño. Los “merguis”, en la línea de subterfugio en la que andábamos, ofrecieron la vieja casa de sus padres en la calle Amargura, la que ahora es de Antonio, para el trapicheo.

Andábamos en esas por la azotea, pergeñando un viejo radio casete de Juanatos para darle marcha a la cinta. Pero nos tiraba el monte, eran muchos años en el Corralón saltando bardales. Así que, entre “corre, corre” y “qué tire la toalla” dimos el brinco al vecino de abajo, a olisquear (perdona Ani).

Poco vimos que no conociéramos pero, ¡ay!, qué en la alacena encontramos una orza de carne de monte en aceite, que paciente esperaba la visita de su ausente destinatario. Improvisando y a hurtadillas de Lola nos dimos una jartá. Terminó su andadura la cinta, y la sartén, y cada uno para su casa.

Creo que no llegó la noche y llegaron los primeros retorcijones. Primero leves y después achuchaíllos, tanto que no me valió, tuve que llamar la atención de mis mayores. Hospital de Linares, supuesta apendicitis aguda, uno callao como un muerto, los otros cagaos por si eran intoxicación.

Total, dos días sin comer, pues aunque era apendicitis parecía que no había llegado a mal puerto, y la mudanza que tuvo que retrasarse. De paso, evité el castigo como novato, pues en el revolicio explica tú que siendo nuevo no eras novicio.


sábado, 7 de septiembre de 2013

El tránsito de la Edad Media a la Moderna en la aldea de Bannos: el Cerco de de los Corvera

Durante la segunda mitad del siglo XV y en el marco de la guerra por la sucesión de la corona de Castilla, los Corvera, noble familia baezana mudada a la periferia territorial del término concejil, levantó en las estribaciones de Sierra Morena una muralla como refuerzo y defensa de la incipiente aldea de "Bannos" y su castillo. Fieles a Isabel de Trastámara, hubieron que enfrentarse a las huestes de Enrique IV y,  posteriormente, a las de su hija y heredera Juana la Beltraneja.
 
Su coyuntural apoyo a Isabel, les enfrentó al Concejo de Baeza bajo cuya jurisdicción se hallaban las tierras de Baños. Con la definitiva victoria de la Católica, y tras un fugaz periodo de euforia, cayeron en desgracia y perdieron la alcaidía del castillo que debieron entregar a los Carvajales, también familia muy principal baezana.
 
La edificación de la parroquia de San Mateo, la construcción de casonas sobre la muralla o la necesidad de dar salida a estranguladas callejas como Madre de Dios, fueron desfigurando el Cerco de la temprana Edad Moderna.
 
De la edificación original podemos apreciar la muralla, que se desliza ante nuestra vista calle Trinidad abajo (Guzmanes). Aún cobija un puesto de guardia que se asoma a la izquierda de la puerta de la actual hospedería de los Guzmanes. Otros testimonios muy visibles son  la escarpa que delimita la calle travesía Fugitivos en su flanco sur y el torreón exento de los Corvera o Poblaciones-Dávalos (otrora presidiendo la plazoleta del Rosario) que, posiblemente, mudo de defensivo a fiscalizador de la maraña económica que debería sustentar el crecimiento de la aldea y su mudanza a villa.
 
Ocultos bajo amalgamas constructivas, pueden intuirse otras trazas del viejo cerco, ya sea en la parte posterior de las casonas que cierran la plaza por su banda noroeste, muy destrozada por la historicista construcción de la cada de “las viudas”; o en el viejo y desfigurado callejón, otrora funerario, que, desde la misma Plaza, zigzageaba hasta el Castillo. Bajo el Cueto, en el alto Laero, con los movimientos de tierra de la promoción inmobiliaria del Callejón del Precipicio, aparecieron cortes estratigráficos que ponían de relieve la posible existencia lateral de una fosa.
 
http://youtu.be/XrNOoLiTMjE




viernes, 6 de septiembre de 2013

Turismo paciente: Alema Chiclana, la cosecha entre salinas, caños y esteros

 
Alema Turismo y Medioambiente es una empresa fundada en el año 2001, que tiene como principal objetivo la educación ambiental en el marco de la conservación de los bienes de carácter etnográfico. Su vocación es subrayar y difundir los valores medioambientales, el contacto directo con la naturaleza y la preservación de los quehaceres tradicionales del territorio de la Bahía.
 
Alema Turismo y Medio Ambiente cuenta con la concesión de una salina tradicional situada en el término municipal de Chiclana de la Frontera, “labor” que forma parte de la Ruta de los Esteros. La población ésta situada en el área de influencia socioeconómica del parque natural Bahía de Cádiz. Dicha salina, denominada Santa María de Jesús, incluye entre sus instalaciones: una casa salinera, dos esteros, destinados al cultivo y estudio de los peces del lugar, y el Centro de Recursos Ambientales “Salinas de Chiclana”, que actúa como punto de información, centro de visitantes y dinamizador de actividades.
 
El equipo de Alema Turismo y Medioambiente está formado por un grupo de personas altamente cualificadas a nivel técnico y educativo, lo que viene justificado por los muchos años de experiencia, su capacitación, la formación continua de la que están impregnados y el entusiasmo que  ponen en cada uno de sus campos de trabajo.
 
Además de las experiencias vinculadas a la explotación salinera, como la alba cosecha o una cata artesana, Alema Turismo y Medioambiente ofrece otras actividades como las propias de una granja escuela, talleres artesanales, huerto ecológico, observación de aves en la marisma, pasear a pie o en bicicleta entre los muros de la salina o realizar piragüismo entre caños y esteros.
 



martes, 3 de septiembre de 2013

De clérigos de armas tomar y otras cosas de la calle del Potro, Baños de la Encina 2

En los inventarios del siglo XVII y primer tercio del XVIII, aproximadamente, aparecen frecuentemente las espadas, poco aptas para defenderse en desploblado, así como las dagas, En el ámbito de la sierra las armas de fuego eran más apropiadas para repeler un posible asalto. Particularmente las armas cortas. El prior de la iglesia parroquial de Baños, Dr. Don Melchor Blanca de la Cueva poseía:
 
- “Una pistola de cuatro cuartas de largo de cañón, con sus volsos para la munición y una taleguilla para la pólvora… para postas. Así como otros utensilios para ésta.
- Un pistolete pequeño.
- Un cuchillo de monte grande y otro pequeño, ambos en la misma vaina.
- La espada de mis abuelos que es de estima por ser de Vilbau, de las viejas y de marca, ésta ba de mayor a mayor (de primogénito en primogénito).”
 
No hay duda de que el mencionado clérigo estaba bien pertrechado ante cualquier eventualidad.
 
“Algunas notas alrededor de un caso de bandolerismo en Baños de la Encina”, Ángel Aponte Marín.
 

 

domingo, 1 de septiembre de 2013

Hábitat singular en el área de influencia del parque natural Sierra de Andújar

http://www.redalyc.org/pdf/398/39801601.pdf
 
La explotación agraria del territorio propició la aparición de un elevado número de viviendas rurales además de las que ya hemos comentado. Algunas de ellas destacan por su originalidad, como pasa con los denominados «chozos» o «torrucas», que aún se mantienen en varias dehesas de Baños de la Encina. Son construcciones circulares en piedra (granito o pizarra) de unos 4 metros de diámetro y una altura aproximada de 1,20 m., completadas con una techumbre cónica y vegetal (vigas de encina, ramaje de jara y retama), hasta alcanzar en la cúspide los 4,5 m. aproximadamente. Junto a ellas se emplazan eras empedradas, pues la finalidad de la torruca era ser centro de un sistema agrícola propio de los pobres suelos mariánicos: la roza de cama para sembrar cereales de forma itinerante.
 
En el norte del municipio de Andújar, pero todavía en las estribaciones serranas, se formaron, por su parte, pequeñas viñas, compuestas por una pequeña casa y un lagar anexo. Desaparecido el cultivo de la vid, las residencias secundarias del término, que han proliferado por la zona, han mantenido la denominación y multiplicado su número de forma espectacular. Por supuesto, en la zona campiñesa tenemos magníficos ejemplos de molinos aceiteros, si bien han desaparecido las docenas de instalaciones que se reportaron en informes como el del Marqués de la Ensenada, sobre todo a partir de la formación de enormes almazaras industriales. No obstante, en el municipio de Villanueva de la Reina se ha producido la recuperación de viejas instalaciones, ya sea para integrarlas en modernas infraestructuras, ya para exponerlas en lugares públicos de la localidad.
 
Sobre la vivienda tradicional hay que referirse también a las casas de hortelanos, emparejadas junto a las terrazas del Guadalquivir. Generalmente son de pequeñas dimensiones y una sola estancia, a la que se asocia un pequeño porche a la entrada que frecuentemente está protegido del sol veraniego por una parra. Tampoco faltan ejemplos de hábitat más reciente y concentrado, fruto en ambos casos de políticas públicas de enorme resonancia en la comarca de referencia. Por una parte, encontramos los poblados de colonización ligados a los embalses construidos, surgidos para acoger a los obreros que durante años trabajaron en ellos, como ya referimos anteriormente. Por otra, los poblados de colonización, alzados en los años sesenta del siglo pasado para cobijar a la población que se instalaría en las tierras bonificadas por la transformación en regadío. En total, en la zona se levantaron seis de estos poblados, tres en la denominada Zona Regable del Rumblar (La Quintería, Los Villares y La Ropera) y los otros en la Zona Baja de Vegas del Guadalquivir (Vegas de Triana, Llanos del Sotillo y San Julián). Junto a los canales de riego y las diferentes estaciones elevadoras que fueron necesarias para poner en marcha el ambicioso proyecto, los colonos recibieron pequeños lotes familiares o huertos complementarios, así como la correspondiente vivienda, de diseño homogéneo aunque de mayor tamaño y con almacén-garaje anexo en el caso de los beneficiados con lotes familiares (unas 5 Has. Por término medio). Además de las viviendas, en el trazado en damero típico encontramos los edificios de uso público (Araque, Sánchez y Gallego, 2005).
 
Sierra Morena, una lectura geográfica para un destino turístico en ciernes
Eduardo Araque Jiménez; José María Cantarero Quesada, Antonio Garrido Almonacid, Egidio Moya García y José Domingo Sánchez Martínez.
Cuadernos de Turismo de la Universidad de Murcia, nº 16. 2005